Feria mayor de adviento

Seguimos caminando en el Adviento, y en estos días la Iglesia y concretamente nuestra comunidad cristiana, tras el domingo gaudete, como se le conoce al tercer domingo de adviento, debemos intensificar nuestra oración y vibrar ante la próxima celebración del nacimiento de Cristo, a estos días previos a la Navidad desde el 17 al 24 de diciembre la Iglesia los llama días de Feria Mayor y los textos litúrgicos nos van disponiendo para acoger y contemplar a Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre.

Concretamente, dentro de la Liturgia de las Horas, en el rezo de las Vísperas de estos días se proclaman las Antífonas mayores, llamadas también de la «O», que junto al Magníficat de cada día va aclamando a Cristo con diversos títulos referentes a su naturaleza divina y humana, o a su misión salvífica, terminando todas con una súplica para que venga en nuestra ayuda. Os invitamos a meditarlos cada día en nuestros ratos de oración personal.

O Sapientia: ¡Oh Sabiduría que saliste de la boca del Altísimo, que alcanzas tu fin con fuerza, y dispones todas las cosas con dulzura!

Ven a enseñarnos la senda de la prudencia».

 

O Adonai: ¡Oh Dios poderoso y guía de la casa de Israel, que te mostraste a Moisés en la zarza encendida y le diste a ley del Sinái!

Ven a rescatarnos con el poder de tu brazo».

 

O Radix Jessé: «¡Oh raíz de Jesé, que está expuesta como una bandera a los ojos de las naciones, ante la cual guardarán silencio los reyes, y a la que ofrecerán los gentiles sus oraciones!

Ven a rescatarnos, no tardes».

 

O Clavis David: «¡Oh llave de David, que abres y nadie cierra, que cierras y nadie abre!

Ven y saca al preso de la cárcel, al desgraciado que yace en las tinieblas a la sombra de la muerte».

 

O Oriens: ¡Oh Oriente, esplendor de la luz eterna y sol de justicia!

Ven y alumbra a los que yacen en las tinieblas y en la sombra de la muerte».

 

O Rex gentium: ¡Oh Rey de las naciones, Dios y Salvador de Israel, piedra angular que unes en un solo edificio a los Judíos y a los gentiles!

Ven y salva al hombre que has formado del barro de la tierra».

 

O Emmanuel: ¡Oh Emmanuel, nuestro rey y Legislador, expectación de las naciones y objeto de sus deseos!

Ven a salvarnos, Señor Dios nuestro».

 

Si le quitamos a cada antífona la exclamación «O» y nos quedamos con la inicial de cada título, encontramos la respuesta de Jesus a nuestra súplica: «Ven»
ERO CRAS = ¡VENDRÉ MAÑANA!

 

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